No sé a los vuestros, pero a mis hijos les encanta hablar del futuro. Que si una va a ser maestra pero de las buenas que no mandan nunca deberes y aprueban con un 4 a todos los que le caigan bien o veterinaria pero sin operar ‘que me da mucho asco la sangre’ o ‘cantante de música en inglés como Kate Perry’ -dios libre al mundo de esto último y a Katy Perry de escucharlo- y el otro que si ingeniero o científico para poder hacer explosiones -no tengo muy claro dónde ha oído lo de las bombas científicas- o minero, algo que desde pequeño le ha entusiasmado, aunque cada vez menos porque ya le he advertido del riesgo de morir a los 50 de neumoconiosis severa por aquello de que me parecía más fácil hablarle de una muerte joven, que de la precariedad laboral del sector y de que no hay necesidad alguna de verme yo llevándole el bocadillo a Asturias o a la mina de San Esteban como la madre de Antonio Molina.
La cuestión es que a los pelirrojos les encanta fantasear con todo lo que van a hacer y no hacer cuando sean mayores y yo les escucho como quien escucha de llover, con la de plancha y estrés que tiene una, salvo cuando de algún modo entro yo en sus planes de futuro y la cosa empieza a enturbiarse.
“Mamá, yo nunca, nunca, te voy a llevar a un asilo, pero nunca” me soltó un día el pelirrojo cuando estábamos comiendo, no sé si a modo de demostración de amor maternofilial o de amenaza velada porque le estaba obligando a comer lentejas y fue todo más en plan ‘fíjate desagradecida que no te voy a llevar al asilo y tú dándome lentejas, ojo, que este tema está sobre la mesa e igual me lo replanteo’, que vete tú a saber. Entonces la pelirroja, loca por dejar al hermanísimo en mal lugar entra en acción y suelta “Pues claro que no, yo nunca dejaré que te metan en un asilo, ni a ti ni a papá ni aunque el niño sí quiera”. / “Pero qué dices si yo no quiero y no la voy a llevar ni aunque esté muy muy vieja, ni dentro de diez años”.
Ni cuando esté muy muy vieja dentro de diez años. Grasssias. Y yo en shock, comiéndome dos barritas bimanán creyéndome en mitad de la operación bikini de jovenzuela, con mis incipientes patas de gallo pero con mis looks veraniegos esperándome, asistiendo a esta conversación de cuervos en las que no sólo se pone sobre la mesa la inclusión en asilo sino el hecho de que en diez años seré vieja muy vieja y con opciones de ingresar en un asilo.
Entonces la lucha de quién es mejor hijo continúa. “Y además, cuando no pueda andar yo le voy a comprar una silla de ésas que son como una moto para que pueda ir al cine”. A ver la idea de ir al cine con el bono dorado me seduce, pero quién ha dicho que no pueda andar, pero qué clase de mierda de conversación es ésta. / “Qué tonta eres, si esas sillas las regalan con los tapones de las botellas – ojo al dato- y además, mamá no sabe conducir, así seguro que mata a alguien, mejor de las de empujar y la empujo yo que como iré al gimnasio seré súper fuerte”.
O sea, vieja viejísima, sin asilo pero sin poder andar, presunta homicida kamikaze y sin motosilla de las que ‘regalan’ con los tapones, todo esto antes del postre y como supuestas demostraciones de amor.
“Mamá, – me dijo otro día la pelirroja- he pensado en comprarle la casa a los vecinos cuando sea mayor y así podremos estar juntas para siempre y sólo tendrías que subir a mi casa o yo bajar a ésta si necesitamos algo, ¿no es una gran idea? Y así si tengo niños, los puedes cuidar tú mientras yo trabajo o lo que sea y si me enfado con mi pareja, me vengo aquí”. Por supuesto a estas alturas yo ya tengo los ojos en blanco, pensando en los minipelirrojos subiendo y bajando escaleras y con la pelirroja porfiriendo gritos por el ojopatio y no puedo más que calcular un plan de pensiones y cuánto me costaría una huida a Panamá.
Pero el pelirrojo sube la apuesta y dice “pues yo me voy a quedar aquí para siempre y he pensado en meter mi cama en tu cuarto, mamá, y si me caso y mi mujer quiere venirse también, que se venga, así dormimos todos juntos y si tengo un bebé podemos cuidarlo todos por las noches”.
“Pues si el niño se queda, yo me quedo también, que tiene mucha cara y yo ya lo dije antes que nací primero” -es verdad que la pelirroja ya amenazaba con esto de pequeña pero pensé que a los 12 ya tendría sentido común. Pues no. / “Pues nos quedamos todos, igual cabemos todos en el cuarto de mamá – dice el pelirrojo conciliador- y así tus hijos y mis hijos pueden dormir juntos en la cama grande y… “
Yo ya no pude escuchar más, imaginándome a todos en mi habitación, como en la posguerra, con el páter roncando, con la versión adulta de los pelirrojos, una chillando en 3 idiomas y el otro, un friki malo de los nervios, sus parejas y sus hijos, todos hacinados, pegando voces y meciendo minipelirrojos llorones como si no hubiera un mañana. Y casi colapso.
Vamos, que desde hoy mismo pienso hacer lentejas todos los días, a ver si el tema del asilo vuelve a ponerse sobre la mesa y hay suerte y me ponen en lista de espera desde ya.
Qué risa por favor. Eres la bomba. Me haces reir de buena mañana
¡Muchas gracias! La vida misma…
Mejor asilo, pero en una playa caribeña. Tenemos que hablar sobre el sueldazo para toda la vida o un euromillones.
Lo merecemos. El euromillón, digo. jajaja
Jajajajjj Mira de que manera has vuelto un lunes que parece sábado. Esas conversaciones son dignas de grabar y dejarlas caer cuando sea. Luego viene aquella de, yo preguntando, y vosotros le aguantaréis esto a vuestros hijos!? La contestación no tiene desperdicio, un no rotundo. A mí me tarda el momento de ser libre de nuevo y volar, tan rápido que se me caían los años al suelo y así poder volver a ser joven. Y con lo que sé…pues ya ni te cuento. Beso Flor
Yo quiero volar aunque sea vieja. Ya me veo en Benidorm con mi traje de costadillo bailando pasodobles, jajajja
Madre mía, en mi casa mis hijos tuvieron la misma conversación hace tiempo, igualita vaya. Buscando asilos estamos ya jajaja
Cría cuervos…
Escapemos juntas que estos además dicen que ni novia ni nietos que los aguante a ellos por su cara bonita hasta que comience la calvicie que nadie hace de comer como una madre, terror!
Maremía…
Jajajajajaja,jajajajaja,jajajaja,no puedo jajajaj me lo he ido imaginandomtodo mientras lo leía,jajajaja es para salir corriendo o como tú dices que te pongan ya en lista de espera que mejor estarás con una copa de anis y jugando al chinchón.
Lo veo, jajajaja
¡Que hartón de reir! Por un momento he imaginado a los posibles mini pelirrojos como los traviesos hermanos de Brave. Creo que lo de la huida a Panamá no es una idea tan descabellada….
A que no? Yo aquí no me quedo…
Madre miaaaa.. jajaja Desheredalos antes, para que no tengan derecho a un trozo de tu cuarto ..
Dice mi madre que si vas a las Hermanitas de los Pobres como voluntaria, a echar una manilla planchando y demás, luego tienes preferencia para estar allí de viejita, y que están los yayos que da gloria verlos. Ahí dejo el dato…
Cuándo te va bien que vayamos a apuntarnos?