Lo peor de ser una persona adulta -y cuando digo adulta quiero decir una señora- es que la gente da por hecho que sabes hacer las cosas. Cuando eres jovenzuela se te permite ser un poco inútil en muchas materias, bien porque entienden que no tienes experiencia que te ayude a sobrevivir o bien porque estás a otras cuestiones mucho más emocionantes propias de la edad, como salir de cafés (léase copichuelas) con las amigas, depilarte las cejas o leer algo que no sea un prospecto de medicamento infantil. Pero cuando ya se te considera una persona adulta o como una vez me dijo mi pérfida doctora, ‘de mediana edad’ -algún día necesitaremos un post sólo para este tema- no es que no se te permita no saber, es que es prácticamente impensable dudar siquiera de que no sepas hacer las cosas que ellos consideran importantes, que son muchas, variadas y aburridísimas.
Y es que si cuando eras jovenzuela, se te pasaba comprarle al niño la gomaeva con purpurina o el Letrilandia 2, o te olvidabas de que educación física era el lunes y no el jueves y el niño hacía gimnasia con el pantalón de párroco de pueblo del uniforme, dejándose las rodillas en las costuras rasposas, y arrastrando los zapatones de kilo y medio, o la niña llevaba día sí y día no las greñas de Bob Marley, las madres expertas te miraban hasta con cierta ternura en plan ‘pobre chica que no da abasto’ y todo era apoyo incondicional y condescendencia de la buena.
Pero todo eso que era antes tierno y simpático, ahora es ‘llamemos a las autoridades’ porque el niño meriende una bolsa de Lays Punto de Sal, porque la pelirroja lleve dos semanas tarde el kilo de garbanzos de la operación Navidad o porque una se escaquee de una de cada tres reuniones soporíferas con la tutora. Ahora todo es vicio y perdición.
Y, claro, ante este panorama, una se ve obligada a fingir que todo eso son elecciones de madre moderna, que el pediatra te ha dicho que el niño necesita más hidratos y grasas saturadas y que a la niña le ha dado por los nudos en el pelo “la adolescencia que ya sabes cómo es y hay que dejarlos un poco a su aire”, le digo a la madre experta haciéndome la sufrida y ella asiente sin entender muy bien lo que digo, pero temerosa de quedarse fuera de esta onda de madre guay.
Pero el verdadero problema viene cuando las madres novatas vienen a pedirte consejo y tú que ahora por fin te ves en el otro lado, te vienes arriba sin saber que, en realidad, no sabes ni una sola respuesta correcta. “Entonces, ¿tú cuántas veces a la semana les das legumbres?”. Y yo, que sólo sé hacer lentejas y las hago de higos a brevas, digo sin saber muy bien por qué: “Cuatro o cinco veces. Porque tienen mucho hierro” y me quedo divinamente a riesgo de cargarme el sistema digestivo de medio colegio, pero siempre de la nada aparece una madre experta de verdad que suelta un “¿Tantooooo? ¿Y no les afecta al tránsito?” / “Jajaja, no, es broma solo una vez o dos, a veces ni eso, jajaja, que no veas el tránsito” y salgo corriendo de allí.
Y así con todo. La gente me hace preguntas muy difíciles que se supone que debo saber contestar. “Ahora cuál vacuna le toca al tuyo, ¿la poliomeilitis? ¿Al tuyo le dio reacción la neumococo conjugada?” Y yo me veo inventando síntomas postvacunación sin saber siquiera si eso es el nombre de una vacuna o de una estrategia militar.
Y no es sólo con el tema maternal. Ahora, por ejemplo, que me estoy haciendo un vestido para la comunión del aspirante, en la tienda de tejidos me dicen cosas como crepe de seda, mikado, al bies, al hilo y doble ancho y yo, o bien digo a todo que sí o me llevo a la mamma, que sí es una señora de verdad y pone orden. Y luego en la modista, la mujer y mi madre hablan cosas de señoras como “cógeselo en disminución”, “hazle costura francesa”, “mejor filetéalo” y yo asiento, sin tener muy claro qué vestido me están haciendo y si al final voy a ir disfrazada al evento del año.
“Dame tu referencia catastral” / “¿Qué orientación de sol tiene tu casa?” / “Cuánto Ram tiene tu pc?”/ “¿Trabajas el tren superior”/ “¿Qué tipo de interés tiene tu hipoteca” / “¿Tienes VPN?” / “¿Le has echado aceite?” / “¿Usas pesas rusas?” / “¿Cuántos caballos tiene?”/ “¿De qué categoría es tu frigorífico?” / “Lo mejor, la ip dinámica” /
Y yo cogiendo moscas. Así que ahora para que no sospechen que soy la misma inútil que hace 10 años, pero con alguna cana suelta, me paso el día inventando y he empezado a usar expresiones sueltas sin ton ni son, que encajo a empujones en las conversaciones para que se note que sé muchas cosas. “Mejor en disminución”, “Neumococo conjugada”, “Método Montessori”, “Amenorrea”, “Sistema linfático infantil”, “Currículo escolar” y “Zanahorias en juliana” y con eso voy tirando.
No estoy sola.Eso consuela…
Si quieres te paso mi libreta de frases grandilocuentes inventadas para momentos de apuro, jajajja
Ay, me encanta. Yo soy igual. Gracias!! Qué risa!!
Jajaja, gracias! ¡Creo que somos legión!
Completamente identificada con todo esto. Lo único por lo que creo que puedo no pasar por una señora madre farsante es porque me veo a mí misma escupiendo, sin ton ni son, frases hechas de nuestras ancestras: ni calle ni callo; y si tu amigo se tira por un puente, tú también te tiras?; como te caigas de ahí, encima te pego; tú te crees que esto es un hotel?; eso ya pasa de castaño oscuro…y deleidades así:-) y siendo capaz de acordarme del color shell beige de doubble wear de Stee Lauder cuando voy a Primor aún sigo mirando las recetas de los potajes en el ordenador cada vez que las hago.
Señoras que además te responden sin identificarse (jajaja)
Ahora me siento más acompañada en esto de fingir que sé lo que estoy haciendo como supuesta adulta responsable. 😂
Es un poco como conducir si tener el carné, y cada vez que empiezas a dominarlo sin matarte ni matar a nadie te cambian el vehículo. Hoy un Mazda. El mes que viene un tractor. Lo siguiente un tanque ruso.
Jajajjaja, y nunca en nuestro habitat natural!
¡Eso me encanta! Yo también lo hago pero en plan coplera afectada como cuando jugaba a las señoras con mi hermana. Y respecto a la memoria selectiva, por supuesto. Yo sé muchas cosas. Conozco las tipografías de todas las revistas de moda, la prenda y el color de la temporada, los candidatos a cualquier premio de cine, las películas que hay siempre en cartelera, los nuevos libros molones, las series de moda y su elenco… y otras muchas cosas que no valen en el mundo señoril, jajajaja
Qué alivio!! Es un gustazo ver que ese lado tiene su puntazo, ahora, tal cual se lee, hasta lo veo el paraíso. Orgullo voy a sentir de lo bien que me sale, jajajj, llámese sobrevivir, por el bien de la humanidad…Había que decirlo. Besazo
Cuando le coges el truco es un no parar, jajaja
Menos mal que hay alguien más como yo! Jajajja. Eso consuela! 😜
Lo peor es que pasan los años y la cosa no mejora, jajaja…
Jajajajajaja, tal cual. Lo del transito me ha hecho echar la carcajada. Y las expresiones del final para salir del paso, desternillantes!!! Gracias por el blog, me siento súper identificada
¡Gracias a ti! Hay que buscar estrategias o las señoras expertas de verdad nos calan rápido, jajajja
Claro que si! Que gusto da saber que no estoy estoy sola… por lo menos ya he aprendido a disimular y cada día, me queda más divinamente 🤣
A veces pienso… ¿¿y si todas disimulan??
Querida, yo me bajé de la intención de parecer madre normal hace años, ya nadie me pregunta nada jajaja
Pues yo la lío continuamente y me ven como una gurú, a mí, que no sé por dónde me sopla el aire, jajajja
A mi, me pasa con la paella. Todo el mundo da por hecho que debo saber cocinarla y yo, cada vez que hago una, tengo que mirarlo por Internet y, como nunca me acuerdo de la receta última que seguí, cojo una diferente y el sabor es distinto a la anterior.
Creo que me moriré sin aprender a hacerla!!
¿Y se dan cuenta o cuela? jajaja
Ohhh, te habia leido hace varios dias, y recien ahora me siento a comentar. Gracias por dar un soplo de aire fresco a este agotador internet!! Bueno, pues yo me he descubierto ademas de revolear sabiduria inventada, haciendo lo mismo que mi madre, y es meter refranes y dichos a cada dos frases, siempre poniendo cara de seriedad, como si supiera algo de la vida. Tengo 57 y sigo tan desorientada como el primer dia, asi que con la vejez no se aprende absolutamente nada, solo podemos hacer el ridiculo impunemente, por eso de que los ancianos son inimputables! Felices Pascuas, desde Catamarca, Argentina, de un pueblo que se llama Valle Viejo. Te adoro preciosa
¡Muchas gracias! Yo me veo desorientada hasta el final, jajajja… pero casi mejor, que saberlo todo debe de ser aburridísimo. Muchos besos para ti y para Valle Viejo!
Cuando me preguntan madres novatas las tranquilizo diciendo que todo lo que les pasa es normal. Todos los niños pasan por las mismas etapas. Y quedo como madre experta en materia.