Odio el calor. Mucho. Y odiar el calor viviendo en el sur de España es una cosa complicada porque aquí el frío llega poco y tarde, y la mayoría del año es época sahariana. Yo soy team otoño, claramente, que no sé qué le ve la gente de triste con lo bonita que es esa estación y si no, de invierno, pero de verano, no, ni siquiera de mozuela cuando todo era playeo, piscineo, terrazas y dolce far niente.
No sé si es la edad o si es que con esto del cambio climático, el calor es cada día más insufrible, la cuestión es que cada vez soy más hater del verano y, salvo por la playa y las vacaciones, pocas por cierto, el verano es el mal.
Como podréis intuir, yo soy de las que siempre cree que el aire acondicionado está flojo y pago millonadas de recibo de la luz por poner el aire nivel Siberia durante todo el rato y si lo bajo es sólo por conciencia ambiental, pero dado que no conduzco ni coche ni moto y que este verano ni he pillado un vuelo cortito, creo que me puedo permitir mi poquita huella medioambiental como todo hijo de vecino. Claramente.
Así que en casa, el verano es muy soportable, salvo por las hordas de guiris bebidos que pasean bajo mi ventana cada noche, pero cuando toca salir a la calle, cosa que yo no haría hasta septiembre pero que es obligatorio por el avituallamiento y por la vida social extrema que me obligan a hacer en verano, el odio se apodera de mí en cuanto la primera ráfaga de viento ardiente del infierno me abrasa la cara.
Hay gente que, como la Preysler, no se despeina en un tornado, pero yo soy dada a destruirme a la primera ocasión que se tercie, aunque lleve encima una hora de chapa y pintura y haya salido de casa como una Kardashian. Es enfrentarme a cualquier inclemencia meteorológica o vital y me convierto en Courtney Love en sus peores madrugadas. Y con el calor esto se multiplica. Yo salgo de mi casa, bella, con mi plancha capilar impoluta y look estudiadísimo, para acabar en tres minutos sudando como el piloto de Aterriza como puedas, con el consecuente pseudorrizado de melena y corrida de sombra de ojos, que como suelo usarla oscura, me confiere un interesante aire de mapache enfurecido. Así que antes de llegar a la terraza de moda ya voy hecha un cuadro.
Es verdad que tengo amigas a las que no se le movería un pelo ni en una tormenta solar, pero yo no soy de ésas y en verano siempre soy una versión destruida de la niña mona que salió de casa tres minutos antes hecha un pincel.
También hay gente que tiene la paciencia y el buen hacer de salir de la playa como Elle MacPherson bajando de su yate, con su look ibicenco, peinada y perfumada y divina de la muerte. Yo me lo propongo cada año. Me compro caftanes, sprays para que el sol no te estropee el pelo y de paso te lo acondicione para poder hacerte una coleta que ni Carlota Casiraghi y me lleno las muñecas de pulseritas de colores, tobilleras y gafas tamaño XXL, pero al final y por mucho que me lo proponga, siempre salgo de la playa o de la piscina como si acabara de arrollarme un tsunami. A veces me creo que no, y me contoneo por el paseo marítimo con mis chanclas doradas y mi capazo punzante viniéndome arriba cual ángel de Victoria Secret, pero enseguida me cruzo con mi reflejo de señora que sale de madrugada a dar de comer a gatos callejeros y decido acelerar el paso antes de empezar a brotar con los 40 grados en el cogote y empeorar más si cabe el asunto.
Luego se une que como mi dormitorio es muy grande y el de los peques no tiene aire acondicionado y yo soy buena/loca madre, en los meses de verano, trasladamos las camas de los pelirrojos a mi cuarto para que no muera nadie de un golpe de calor malagueño y lo que en principio parece una buena idea y supone un motivo de ilusión extrema para los vástagos, es al final un nuevo foco de violenssia nocturna.
Así que si ya una es de dormir poco y mal, en verano, durmiendo todos como en la posguerra o un orfanato de película, lo de dormir es ya una fantasía. Porque ya no es sólo lidiar con los ronquidos del páter, ahora también hay que sobrevivir a las patadas voladoras de la primogénita, que es capaz de saltar de cama con la destreza de un ninja, y con los discursos interminables del pelirrojo en vigilia y en sueño, que cuando va acompañado de risas, me muero de miedo nivel leyenda.
Eso sí, en la habitación de niño de Willy Wonka dormimos fresquitos, bueno, duermen ellos, yo malduermo, por lo que las ojeras y la malaleche que gasto de día, igual no sólo son obra del calor. Pero vamos, en cualquier caso, qué ganas de que llegue octubre.
¡Como me he reído con lo de la habitación de Willy Wonca! Lo he visualizado tal cual. Yo soy de verano, soporto el calor cual lagarto en el desierto y odio el aire acondicionado. Y eso que aquí en Badalona, aunque no pasemos de 30 grados, soportamos humedades del 70 % lo que te hace llevar la ropa pegada al cuerpo todo el día y casi arrastrarte en lugar de andar.
¡Qué nivel! Aquí en Málaga, la humedad también viene fuerte y yo sólo deso la muerte, ajjaja
Yo en verano soy la que se pasa al cuarto de los niños. Mi esposo le da igual el calor. Yo no soporto ni calor, ni aire acondicionado ni ventilador.
No duermo ni en verano ni en invierno.
¡Me siento totalmente identificada contigo! No soporto el calor y yo creo que cada verano menos. Y cuando voy a la playa todavía es peor por la humedad. Hace ya unos años que llevo conmigo un ventilador de mano en lugar de un abanico. Voy con él a todas partes. Soy la loca del ventilador. Cuando por junio empiezan a subir las temperaturas ya me empiezo a agobiar y le canto a mi marido aquella canción de Green day que llevaba por título «When me up when Septiembre ends». No quiero ni veranillo de san Miguel. Me iría directamente a octubre. ¡Qué gusto!.
Un abrazo, Flor. Y ánimo, que ya va quedando menos 😉.
Jajajaja Willy Wonca…Madreeee que te voy a decir yo del calor, si soy de Bilbao.. Donde en mi cumple en julio llovía siempre, y una chaqueta había que llevarla hasta en agosto.. Que mal lo pasé los 6 años que vivi en Jaén , no podía creerme que un calor así no fuera una broma, parecía que alguien desde un balcón te estuviera persiguiendo con un soplete.. jajaja Y luego, me vine a vivir al Norte de Italai, donde pensaba que se iba a vivir bien, con un clima moderado.. Pero noooooo, aquí en verano tenemos 40 grados 3 meses y en invierno un frío de menos cero que alucinas , y los extremos son malos, muy malos… Nosotros pensamos jubilarnos y irnos a vivir a Málaga, así que por allí nos veremos.. jajajaja Besoss
Jajajjajja, Susana, lo de Jaén me lo imagino. Y con lo de Bilbao sueño… Te espero aquí para la jubilación aunque con esto del cambio climático, para entonces tendremos 50 grados y un 200% de humedad jajjaj, pero al menos nos tomaremos copichuelas en las terrazas de moda abanico en mano.
Jajjajaja, me encanta lo del ventilador. Yo me compré para la ofi uno pequeño de sobremesa que yo lo llamo ventilador de señora madura funcionaria, pero creo que va siendo hora de hacerme con uno de los tuyos para poder sobrevivir!!
Los cuatro en el cuarto???? Yo creo que de esta, te canonizan.
Ay, como te entiendooo… Si cambias Málaga por Madrid…es como si hablaras de mi.
Yo llevo desde mediados de mayo sin saber lo que es tener el pelo seco…sin catar una plancha de pelo, total…pa què, si según plancho un mechón, el anterior vuelve a estar fosco, como decia mi abuela, y húmedo.
Me tiro el día peleando con mi marido para q cierre las ventanas, que deja abiertas a las tres de la tarde, según el para q entre el aire.
Pero q aire quieres que entre, si parece que este la Daanerys chillando dracarys con Drogon, y sus hermanos pegados a la fachada.
No sabes ya, q ropa ponerte, eso de meterte en la cama a descansar… olvídate. Ahora, mis sábanas de algodón de nosecuantos hilos se han convertido en sábanas de lija del 4.
No salgo a la calle más q para comprar, por q soy la única que conduce en casa, por q eso de ir a comprar con el carrito al mercado, se acabó hasta octubre.
A los tres minutos, se va a la porra el poquito maquillaje que me ponga, por q empiezo a sudar como en mi vida he visto sudar a nadie…por todos las partes de mi cuerpo,menos por las gafas, como decia Manolito Gafotas
Y no tengo aíre acondicionado en casa😭
Lo dicho… Asco de verano!!
Ay, Paula, somos almas gemelas. El calor es lo peor para el bienestar, la bellesssa y los nervios, jajajja. Deberíamos fugarnos a cualquier sitio con 15 grados y ser felices… En fin, mucho ánimo, que con suerte octubre llega pronto…
Locurón amiga! Eso siempre es mala idea! Jaja
Sonsoles, yo sólo tengo de ésas, jajaja
A veces me vengo arriba queriendo ser madre guay para que tengan recuerdos divertidos de la infansssia y al final, sólo me recordarán a mí chillando jajjaja
Ay como te entiendo!! Hartita estoy de sudar por partes que desconocía que sudaran, de este p.. calor a 40 grados, de las noches tropicales y con el aire 24/7 y el calor supremo que despide el asfalto madrileño; Mañana nos vamos de vacaciones: solo quiero dormir, bañarme en la piscina y vegetar en la hamaca, no pido más.
Deseando estoy que llegue septiembre y su monotonía: es lo que tiene ser cuadriculada, que el verano, me altera los chacras y me pone “mala de los nervios” como decía la gran Chus Lampreave!
Ay, qué poco valorada está la rutina!! Yo soy muy Chus Lampreave, cada día más jajajja
Por todos los santos…qué calores me han entrado solo de leerte. Ir imaginando esa temperatura…jajajj Pues mira, yo siempre fui de verano, clamando calores aquí por el norte, pero este año ya pido por señas un fresquito. Yo juro que me mantenía más o menos decente, pero ahora llego a casa, me sobra todo y si me atrevo a mirarme a un espejo…miedo me doy, no reconozco ni estos pelos.
Abogo por fletar un avión a un país frío ya.